Combinación de la carta Cuatro de Espadas y la carta El Diablo
El Diablo en posición normal junto al Cuatro de Espadas – un cóctel de autodescubrimiento y paz interior. Esta combinación te dice que ha llegado el momento de mirar de frente tus lados más oscuros, sin miedo ni autocrítica. ¿Esos deseos que has mantenido enterrados incluso para ti? Son simplemente parte de quien eres. El Cuatro de Espadas te regala una pausa necesaria – ese espacio en calma para conocerte sin presiones. A veces, la mejor forma de aceptarte es, primero, hacer una parada y respirar hondo.
Combinación de la carta invertida Cuatro de Espadas y la carta El Diablo
El Diablo directo más el Cuatro de Espadas al revés – aquí tienes una bandera roja ondeando. Estamos ante una dependencia de los placeres y la total incapacidad de poner el freno a tiempo. Como una rueda que gira descontrolada y no encuentra cómo parar. El Diablo te susurra al oído: "¡Más!", mientras que el Cuatro de Espadas invertido no te deja ni un segundo de respiro. Esta combinación suele saltar cuando alguien escapa de la realidad hundiéndose en comportamientos compulsivos, ya sea el trabajo desmedido o el entretenimiento sin límites.
Combinación de la carta Cuatro de Espadas y la carta invertida El Diablo
El Diablo Invertido con el Cuatro de Espadas – aquí llega tu momento de liberación. Esas cadenas que tenían atrapada tu alma por fin se están aflojando, y el silencio se convierte en medicina en lugar de cárcel. Las cartas pintan un cuadro de recuperación: el antiguo prisionero al fin puede descansar después de una batalla agotadora. El Cuatro de Espadas en posición normal te aconseja – no tengas prisa. Date el tiempo que necesitas para recuperarte antes de lanzarte de nuevo a la acción.
Combinación de la carta invertida Cuatro de Espadas y la carta invertida El Diablo
El Diablo invertido con el Cuatro de Espadas invertido – un doble obstáculo en tu camino. Por una parte, te estás liberando de viejas dependencias, pero por otra – no consigues encontrar ese descanso que tanto necesitas para recuperarte. Los pensamientos van a mil por hora, impidiéndote concentrarte en nada. Sin embargo, este estado no es una sentencia de por vida, sino más bien un punto de transición. Avanzar paso a paso, aunque sea con pausas breves, te llevará poco a poco hacia la salida de este laberinto.