Combinación de la carta Seis de Espadas y la carta Sota de Bastos
Paje de Bastos y Seis de Espadas – una mezcla de nuevos comienzos y obstáculos ya superados. Como un aventurero que por fin tiene el mapa en sus manos, puedes ver el camino y te mueres de ganas de empezar a recorrerlo. Ahí adelante te espera un cielo despejado después de la tormenta. Pero hasta en el sendero más claro pueden aparecer piedras sueltas. Tu confianza es tu mejor aliada, pero no está de más mantenerte con los ojos bien abiertos en este viaje tan prometedor.
Combinación de la carta invertida Seis de Espadas y la carta Sota de Bastos
Sota de Bastos directa con un Seis de Espadas invertido – como un coche con el motor revolucionado pero el freno de mano puesto. Tu energía está brotando con todas las ganas, pero algo te está frenando el paso. Estás parado en la orilla, muriendo por tirarte al agua, pero las dudas te tienen clavado en el sitio. Una vocecita te está susurrando todos los peligros posibles, mientras que por dentro te hierve la sangre por entrar en acción. A veces, la única forma de saber qué tan hondo está el agua es aventarse de una vez.
Combinación de la carta Seis de Espadas y la carta invertida Sota de Bastos
Un Paje de Bastos invertido con un Seis de Espadas derecho es como un salto en cámara lenta sobre un precipicio. Al principio te da un miedo terrible y sientes las piernas como gelatina – pero ya puedes ver la otra orilla. Esa inseguridad que sientes es solo temporal – aguas tranquilas te están esperando del otro lado. Es como cuando llegas nuevo a una ciudad que no conoces y al principio te sientes completamente perdido, pero poco a poco vas encontrando tus lugares favoritos y creando tu zona de confort.
Combinación de la carta invertida Seis de Espadas y la carta invertida Sota de Bastos
Las dos cartas volteadas – el Paje de Bastos y el Seis de Espadas – te dejan con esa sensación de estar perdido en medio de la neblina más espesa. Sin mapa, sin fuerzas, sin un rayito de sol que se cuele. Solo una nube densa de dudas que no te deja ver ni tu propia mano. Pero hasta la niebla más cerrada se esfuma cuando sale el sol. La salida muchas veces está justo donde más miedo nos da mirar – más allá de todo lo conocido y lo cómodo.